El Ministerio de Salud Pública ha confirmado un giro importante en la política del cannabis: se dejará atrás el actual modelo de libre mercado para pasar a un sistema estrictamente regulado, centrado únicamente en el uso medicinal. Aquí te explicamos lo que está ocurriendo y lo que viene:
¿Cómo funciona actualmente?
-Cualquier persona mayor de 20 años puede entrar a una tienda y comprar cannabis sin necesidad de justificar su uso.
-El uso recreativo está ampliamente extendido, y la ambigüedad legal ha dificultado la fiscalización.
-No existe un control real sobre la calidad del producto, la necesidad médica ni el registro de ventas.
-La certificación GACP (Buenas Prácticas Agrícolas y de Recolección) es recomendada, pero no obligatoria.
¿Qué cambios se impondrán?
-El uso recreativo dejará de estar legalmente permitido. Solo para uso medicinal. La venta de cannabis requerirá una receta médica emitida por un doctor autorizado. Las condiciones médicas que califican incluyen estrés, insomnio, anorexia y otras.
-Mayor control en los dispensarios. Los dispensarios deberán llevar un registro detallado de cada venta. Se exigirá la presentación de informes de cumplimiento mensuales. Las tiendas que no cumplan arriesgan perder su licencia.
-Estándares de calidad obligatorio. Toda flor de cannabis deberá estar certificada bajo el estándar tailandés GACP o uno internacional reconocido como EU-GMP u orgánico. El cannabis no certificado quedará fuera del mercado legal.
-Sin criminalización… por ahora. El Ministerio no volverá a clasificar el cannabis como narcótico si el nuevo sistema médico funciona correctamente. En otras palabras, si se siguen las reglas, se evitará un retroceso.
Desde la despenalización en 2022, este es el cambio más drástico hasta la fecha. Aporta estructura, pero también impone nuevas limitaciones. Empresas, pacientes y cultivadores deberán prepararse para una nueva etapa de regulación, cumplimiento y rendición de cuentas.